
Contemplando a la señorita que tan valerosamente levanta una bandera rodeada de desprotegidos civiles y montañas de muertos me parece que me mira decepcionada. Me pregunto qué debió pasar para que en 100 años se pasara de toda una población que se alzó hasta la misma muerte reivindicando libertad, a solamente una generación; y en 40, a nimios colectivos de los que nadie sabe apenas que existen.
Los motivos para levantar los adoquines no han disminuido en absoluto, de ninguna manera hay menos represión, más libertad o menos muertes políticas. Sin embargo ¿dónde están los obreros que cambiaron la fábrica por las barricadas, los estudiantes que ocuparon La Sorbona? A veces me gustaría gritar: ¡ahora! Y que oleadas de inconformistas aparecieran por cada esquina formando el mayor ejército popular del mundo. Nos deberían temer.
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